Se siente como si hubiera sido tan ingenuo al declararme no binario y trans como lo fui 13 años antes cuando declaré que era chico que eventualmente se transformó en queer justo antes de cumplir 14 años. Si bien estaba muy alfabetizado en la experiencia trans, luché por declararme no binario durante tanto tiempo porque entendí que eso significaba que tendría que lidiar con constantes errores de género y malentendidos en mi vida diaria. Ya tenía experiencia en varias aplicaciones de citas, pero volver a visitarlas después de salir me pareció algo completamente nuevo. Lo primero que noté es que algunas aplicaciones simplemente se crean con personas no binarias como una ocurrencia tardía. Específicamente en Tinder y Bumble, había una opción para agregar tu género y pronombres a tu perfil.
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Todos hemos escuchado historias terroríficas o extraordinarias acerca de las famosas agencias matrimoniales, un tipo de empresa que nació para ayudarles a las personas a sellar un compromiso amoroso. Hay quienes hablan maravillas de sus métodos y cuentan que fulanito que estaba en Asia, se casó con fulanita, que estaba en Oceanía, todo gracias a una agencia de estas. Ahora tienen un matrimonio estable y completamente feliz. Otros cuentan historias sórdidas. O un señor, muy rico se enamoró de una chica remitida por la agencia, pero al final terminó robado y estafado. Actualmente, las agencias matrimoniales se han especializado mucho. Cuentan hasta con psicólogos que hacen un filtro inicial y que incluso estudian compatibilidades antes de la primera cita a ciegas. En todo caso, llaman la atención dos cosas. Una, que en el mundo actual se necesite de un mediador especializado para construir parejas.